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Cultură

Otro dealer, éste mexicano

Julián es traficante de cocaína, tiene 44 años y lleva dos décadas trabajando en México DF. Julián accedió a que le acompañáramos en una de sus rondas. Su teléfono no dejó de sonar un sólo instante.

Foto de Marco Tulio Valencia

Julián es traficante de cocaína, tiene 44 años y lleva dos décadas trabajando en México DF. Julián accedió a que le acompañáramos en una de sus rondas. Su teléfono no dejó de sonar un sólo instante.

Vice: Ayer no nos pudimos ver porque tenías un partida de póquer muy importante. ¿Cómo te fue?

Julián:

Pues bien, wey. Gané. Repartimos a lo último. Me cayeron mil pesos.

¿Conoces a raza pesada? ¿Tienes contactos con policía, políticos y así?

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A huevo que sí. El AFI [Agencia Federal de Investigación]. Todos están bien conectados, todos unos pinches patrañosos, wey. Sobre todo ahí en delincuencia organizada y antisecuestros. Atiendo a los picudos [peces gordos]. A esos les vendo. Me mandan a sus chalanes [ayudantes de poca categoría] en pinches coches blindados y la verga [

enciende un cigarrillo

]. A la vejez, viruela.

Nos detenemos en una farmacia

.

¿Vas a comprar medicinas?

No, pinches golosinas para diabético. Ah, sí, soy diabético. Si no, se complica la existencia. ¿Para qué vergas? No sirve de nada la vida. No me tardo ni madres, cabrón. Aguántenme.

Diez minutos después, seguimos hacia el sur de la ciudad.

Julián:

Mira este cabrón [

señalando a un travestido

]. No mames. Lástima que tienen antena. Si no, ¡fiuuuuu!

¿Nunca te has aventado, cuando andas bien perico y caliente, a que te peguen un mamadón?

Con putas, sí, claro que sí. Y a mi edad no se me puede juzgar de que me chingue a un wey. ¿O no?

¿Andas en todos lados?

Sí, pero no entro al centro ni de broma. Hay más tira [policía]. Las probabilidades aumentan. Básicamente es por eso, no por miedo. Si un cabrón me habla de las Lomas y me pide nomás uno y que me va a pagar con cheque, no, pues. No voy.

¿Has estado en broncas o balaceras? ¿Te han atorado [detenido]?

Sí, a huevo, hace muchos años, cuando era poderoso y movía kilos. Pero no he estado en la cárcel. La bronca es que te agarran, y es un secuestro, un vil secuestro. No te agarran como los gabachos, que te detienen y vas pa’trás. Te agarran con el afán de tumbarte dinero. Te traen dando vueltas en el coche y hacen su pancho para que dizque te culees [hacen de todo para que te acojones], pura verga. Nomás quieren dinero, cabrón. Y en esa época me chingaron porque andaba armado, ahora ya no. Eso fue en los noventa. Ganaba 10 o 15 mil dólares diarios, pero tanto billete te pone loco. Me rompieron la madre [jodieron] tres veces en dos años.

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¿Te tenían fichado?

No. Acuérdate que los grandes imperios se caen por las viejas [mujeres]. Pero el primer chiva fue un cabrón que metí a trabajar conmigo que era un pinche ojete. Él me aventó.

¿Ya no aspiras a ser el próximo Tony Montana?

No, claro que no. Hay un dicho que dice, “Es mejor ser el hermano del presidente que el presidente”, cabrón.

Eso no le funcionó muy bien a Raúl Salinas.

La cagó.

¿Discriminas para venderle a la gente?

Violadores y secuestradores, paso: no me laten [no me gustan]. A ese tipo de cabrones, no.

¿Y a un niño de 13 años?

No, no, ¿cómo crees? Va a parecer hasta pedofilia. Ya ni siquiera es si le vendes a un chamaco o no. Es bronca. Paso sin ver. Niños, no, ni mujeres embarazadas. Pero ahora están más chavos y van cambiando las generaciones, cabrón. Tienes que adecuarte: es diferente. A veces se suben medio chavitos y perciben la vibra y ya no me vuelven a hablar. Prefiero. Es problema, wey. ¿De dónde sacan dinero? Se lo chingan a sus papás. Tengo muchos clientes de mi edad. Esos sí me valen verga. Es como a ti. Te digo: “Cuídate, cabrón”, pero, pues, cuídate para que dures más: eres mercado.

¿Todos los días tienes clientes nuevos?

No, no, ya tengo a mis clientes. Tengo unos muy fuertes que se gastan 5.000 o 8.000 semanales. Hasta yo les digo: “Oye, cabrón, ¿qué haces con tanta madre? Invita, pinche loco. Te va a dar un paro”. A los baserolos [adictos al crack] me caga venderles: son muy latosos. Están chingue y chingue y hable y hable, y es venta, sí, pero un cabrón que te habla seis veces en una noche… También quiero descansar. De 9 a 11, están chinga y jode. Luego se calma. Luego a las 2 empiezan a hablar, y después los amanecidos, a las 7, 8.

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¿Los atiendes a todos?

No, ya no. No es igual que antes. Antes tenía mucha pinche energía, salud y huevos. No han bajado ni los huevos ni la energía; básicamente, la salud. Requiero a huevo de descanso. Igual no me duermo. Necesito estar acostado, estar en tu casa, ver películas.

¿Qué tipo de películas te gusta?

Las de violencia explícita. Policías y ladrones.

Carlito’s Way

se me hace muy triste.

Scarface

es la biblia.

¿Tienes vacaciones?

Ese es el pedo [problema]. Todo el mundo me dice, vamos a Acapulco, vámonos acá, vámonos allá. Me puedo largar a Cuba o a Estados Unidos o adonde se me hinchen los huevos, pero no. Ahorita sólo me importa mi hijo nomás. Mi gordo es autista y antes era sordo, pero ahorita ya oye el hijo de su pinche madre con el implante coclear que se le hizo; entonces, ya escucha el cabrón. Pero lo voy a mandar a China, a terapia, y después me voy a enfocar a comprar una casa con alberca porque le encanta el agua.