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Jóvenes nos cuentan para que siguen usando el email

Direcciones insólitas con nuestros apodos, cadenas de ayuda, registro en redes sociales, pagos online y mucho más, es lo que queda en la casilla del mail
Ilustración de Violeta Mal

Artículo publicado por VICE Argentina

Reviso la casilla de mi correo electrónico: vuelos en oferta, la publicidad de una cámara de fotos con descuento, mensajes del banco alertando que el saldo de mi cuenta es menor a mil pesos. Ni una sola palabra de amor. Tan sólo spam y listas ridículas, de esas que me envío a mí misma. Lo más cercano a un TOC, en mi bandeja de entrada.

Bandeja de entrada de Ruge Ratcliffe

Si las cartas son casi un objeto prehistórico, el propósito original del mail, no está lejos de serlo.

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Fue Ray Tomlinson, ingeniero informático, quien en 1971 envió el primer correo electrónico, entre dos computadoras. No muy inspirado, escribió: QWERTYUIOP, desperdiciando por completo la poética de aquel acontecimiento histórico. Cuarenta y siete años después, el e-mail está empezando a dejar de cumplir el propósito para el que fue creado. Whatsapp, Facebook y hasta Instagram, lo han relevado en su función de mensajero. Sus usos han devenido en publicidad, registro de flujos de trabajo, recordatorios. Basura.

El @ es más utilizado para etiquetar personas o constituir nuestro seudónimo virtual en diferentes redes sociales, que para enviar unas líneas sentidas a familiares o amigos. Y las nuevas generaciones únicamente abren cuentas de mail para poder registrarse en las aplicaciones que utilizan. Sus bandejas de entrada son algo así como la heladera de un soltero: frías, vacías y con un potencial desperdiciado.


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Les preguntamos a algunos jóvenes, cuál es el uso que hacen y hacían de sus correos. No sólo reflexionaron al respecto, sino que aceptaron rastrear en sus bandejas de entrada en búsqueda de aquellos mails que cumplían la función original, para la que esta herramienta fue creada.

Lucía, 32 años, Diseñadora de Indumentaria

Todo lo tecnológico al principio me daba miedo. En mi primera dirección de correo electrónico no usaba ni mi nombre, ni mi apellido, por las dudas de que quisieran hackear mi identidad. Tenía como un complejo de Presidenta de la Nación, o algo así. Después eso cambió y lo empecé a usar para todo. Con mis amigas pasamos de las cartas, notitas, hasta cuadernos compartidos, a cataratas de mails para decidir qué hacer el fin de semana. Como en éste, de 2007:

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Bandeja de entrada de Lucía

Hoy que el mail cayó en desuso, lo utilizo sólo laboralmente y para recibir comprobantes de pago, publicidad de viajes y resúmenes de mi tarjeta de crédito. No sé si es la crisis del email, o la edad, lo que hace que reciba ese tipo de cosas, en lugar de correos de familiares o amigos. Creo que Whatsapp lo reemplazó ampliamente, por ser mucho más instantáneo. Actualmente, no se puede esperar a que la persona llegue a su casa, prenda la computadora, lea los mails que tiene, y responda el tuyo. Para casi todo, es necesaria la instantaneidad.

El último mail que les envíe a mis amigas, creo que es éste de 2014, para hacerles un planteo, en un momento de ciclotimia que estaba atravesando:

Bandeja de entrada de Lucía

Luís, 25 años, Director de Cine

Uso el mail exclusivamente por trabajo. Para hablar de proyectos, enviar argumentos, recibir materiales. Lo que más recibo son mails de descargas de Wetransfer, descargas de archivos, que también es de lo que más envío. Creo que mi primera casilla de correo electrónico me la hice obligado, para poder usar Messenger. La dirección que había escogido era: super_porque@hotmail.com. Luego, la cambié por hokeyokey, y finalmente por la que uso ahora, más formal.

Ya no se escriben los mails que se escribían antes, como este, que puede ser un mensaje breve pero no tiene nada que ver con Whatsapp. Es de 2008, de hace diez años. Está escrito en catalán, mi idioma original y el de mi amigo, a quien le escribí:

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Bandeja de entrada de Luís

* Eiiis kiku!!! Que tal todo tío!!/por fin estas de vacaciones!!!!

Jejeje enserio me hace mucha ilusión que ya puedas estar con Ivet todo el tiempo jejeje/ ya me lo explicarás ehh!??

Pues yo estoy súper bien! Me ha tocado una familia que no paramos quietos! Tengo un huevo de cosas para contarte cuando llegue! No obstante echo de menos Matadepera: las tardes en el tomaset (sitio donde fumábamos porros), el frankfurt, el sheriff…. jejeje En serio tengo ganas de verte! Pásatelo bien ehh!? Venga que vaya bien! Chau!


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Se acerca más a un mensaje de Facebook, pero es menos directo. Antes, en un mail, escribías algo cercano a la carta, y creo que es una pena que eso ya no se haga. Hoy continuamente estamos enviándonos Whatsapps y si no contestas en el momento, o a lo largo del día, te toman por desconsiderado. He llegado a discutir con amigos que me recriminan “clavarles el visto” y no responder.

Malena, 30 años, Diseñadora Gráfica

Regularmente lo uso para confirmaciones de pagos, acceder a aplicaciones, recuperar contraseñas y enviarme archivos personales para imprimirlos. Los emails que más recibo son del banco, Mercado Pago, una ONG y publicidad.

Recuerdo la emoción de poder acceder por primera vez a Internet, estaba en un ciber con mi hermana, porque en casa todavía no teníamos, como el tiempo era contado, tenía que pensar rápido mi alias y así fue como quedó “Melón”. Esa cuenta me duró sólo dos años, hasta que tuve que crear un alias formal para la facultad y para mi currículum, pero aquel apodo me acompaña hasta hoy.

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Cuando empecé a usar el email, entraba todos los días a revisar los correos que nos mandábamos con mis amigas, y con los chicos con los que salía, o para reenviar cadenas de la suerte, que abundaban en ese entonces. Como esta:

Bandeja de entrada de Malena

También reenviaba muchos Power Point con imágenes, música. Pura cursilería:

Bandeja de entrada de Malena

Una vez que compré mi primer celular y con la aparición de Messenger, Fotolog, WhatsApp, Facebook, el mail quedó para lo mínimo e indispensable. Más que nada para el ámbito formal y laboral. Ya no lo uso para contactar con familiares y amigos.

Celina, 30 años, directora de Cine

Uso el mail para el trabajo más que nada. Sobre todo, cuando estoy trabajando como Asistente de Dirección que es cuando más mails intercambio o para enviarme contraseñas, recordatorios, páginas de Internet que quiero ver.

También, como soy argentina pero vivo en Río de Janeiro, con determinadas personas mantengo esa correspondencia virtual. Por ejemplo, con mi mamá que no tiene celular, o con su ex, con quien conviví durante mi infancia, y fue quien estimuló en mí la lectura y la escritura. Hay algo de eso que aún se mantiene en nuestros intercambios.

No me acuerdo de mi primera dirección de correo electrónico, para nada. No tengo ni idea, solo sé que tenía un nombre muy ridículo.


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Sinceramente, no me había puesto a pensar en que pudiera existir una crisis del correo electrónico. El año pasado viví seis meses en Cuba y mantuve mucho contacto por mail, no sólo con mis padres, sino también con mi novio, con quien nos mandábamos fotos y canciones, por eso, quizás no lo sentí tan en desuso. Pero, definitivamente, sentarte a contarle algo a alguien, por mail, hoy día es raro. Creo que la comunicación actualmente está muy en función de la inmediatez. El mail tenía algo similar a la carta o a las viejas conversaciones por teléfono de horas, esas de “contame todo”.

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Entre los viejos mails que encontré, elegí este, que tiene por asunto: “SORRY, EL MAIL ANTERIOR SE MANDÓ ANTES DE QUE TERMINARA” que es algo que me pasaba bastante, apretar alguna tecla o algo, y que se enviara todo por la mitad. Es un mail que le envíe a una amiga durante el mundial de 2014, mientras filmaba un cortometraje en Brasil. Recurrí a ella para pedirle información a su papá, adiestrador de aves. Él podía darme datos y especificidades que estaba buscando. Necesitaba saber cómo volaban los pájaros y que me corrigiera algunos diálogos en los que los personajes hablaban de eso. Me causa gracia leerlo hoy y ver mis preguntas tan extrañas.

Pilar, 13 años, estudiante

Me hice una cuenta de Gmail para poder registrarme en otras redes sociales, como Instagram o Snapchat. Nunca me comuniqué por mail con nadie y, como no lo uso, ni siquiera recuerdo la contraseña. Al comienzo, con mis amigas, lo usábamos para mandar trabajos a las profesoras, y no tener que pasar todo a un pendrive. Pero no es algo que sigamos haciendo.

Gmail de Pilar