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Motherboard

La ciencia nos dice cuál es la peor forma de morir

Probablemente ya lo has pensado, pero no te va a gustar la respuesta.

Pasamos mucho tiempo intentando no pensar en esto, pero lo voy a decir de todas formas: la muerte es inevitable. Y aunque sucede desde antes de que los humanos fueran humanos, no hay consenso científico sobre qué tipo de muerte deberíamos evitar.

Aquéllos con inclinaciones mórbidas seguro que ya pensaron en la pregunta. Ahogarse suena terrible, pero también que te quemen vivo. Siempre pensamos en esto de forma impersonal, como cosas que sucederían en nuestra realidad, pero bajo circunstancias muy extrañas. O que sucedían antes, cuando los doctores aún no consideraban la existencia de los gérmenes. Cuando platicas sobre esto, por lo general es bebiendo con tus amigos. Todos se ríen y la vida continúa.

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Pero las muertes que acechan tus pesadillas tienen características en común. Y pese a que la ciencia está lejos de llegar a un consenso, podemos ordenar las diferentes perspectivas científicas al respecto, leer entre líneas e intentar responder, ¿cuál es la peor forma de morir?.

La respuesta que encontré no les va a gustar.

Antes de que lleguemos a lo importante, es bueno entender qué significan las "formas" de morir. Cuando alguien fallece, un médico o examinador llena un certificado de muerte que indica tres cosas (de acuerdo a lo que me dijo Kevin Henderson, forense neoyorkino): la causa, el mecanismo y la forma de muerte. Si bien todos estos elementos tienen partes importantes, me voy a enfocar en las causas de muerte.

"La causa de muerte por enfermedad o lesión es cuando se produce una interrupción dentro del cuerpo, que termina en muerte; por ejemplo, un disparo al pecho", dice Henderson. Esto es lo que nos da miedo. Es la diferencia entre tener miedo de ahogarte o tener miedo de no recibir oxígeno e inhalar agua, que es lo que finalmente te matará. Otra causa de muerte puede ser que no sepas nadar.

Eugène Delacroix. 1798-1863. Paris. La mort d'Ophélie. 1838. Munich Neue Pinakothek. Imagen:  Jean Louis Mazieres/Flickr

Las personas se angustian al pensar en una causa de muerte debido al dolor que, asumimos, vamos a recibir. El dolor se define generalmente como una "sensación desagradable" en el cuerpo, pero es subjetivo y puede ser exacerbado por el contexto.

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"El contexto es importante cuando pensamos en el dolor" dice Randy Curtis, director del Palliative Care Center of Excellence, de la Universidad de Washington. "El nacimiento es un buen ejemplo. Es mucho dolor, pero sabes que es temporal, sabes por qué lo estas sufriendo y sabes que es un evento emocionante. Las mujeres pueden tolerar mucho más dolor dependiendo del origen y contexto de éste. Es muy diferente al dolor producido por el cáncer, el que acorta tu vida y puede ir empeorando”.

Pese a que el dolor es subjetivo también puede ser categorizado objetivamente, lo que ayuda a los doctores a tratarlo. Ellos pueden ver hace cuánto sufres por dolor: si es agudo (de corto plazo) o crónico (de largo plazo). Los dos pueden ser horribles, dice Curtis. Pero el dolor también se siente distinto dependiendo de su origen. El dolor nociceptivo o somático es la sensación en los nervios, resultado directo de una lesión; mientras el dolor neuropático no tiene origen conocido y puede ser causado por cosas como el alcoholismo, el síndrome del miembro fantasma o la esclerosis múltiple.

Pocas personas conocen el poder del dolor tan profundamente como los inquisidores modernos, quienes crearon el método conocido como castigo "medieval". Estos espantosos castigos se masificaron cerca de 1520, después de la reforma en Europa occidental de acuerdo son Larissa Tracy, profesora de literatura medieval en la Longwood University de Farmville, Virginia.

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Los métodos de castigo y tortura se usaban con poca frecuencia, enfatiza Tracy, y sólo en los peores criminales: traidores y asesinos. La característica en común es que eran muy dolorosos y se tardaban mucho tiempo en acabar de matar a alguien.

Consideren, por ejemplo, el ahorcamiento, que era una de las formas más comunes de pena capital hacia el fin de la Edad Media. "No era una forma sofisticada de ahorcar. Sólo elevaban a los criminales para que se ahorcaran, lo que podía tomar entre seis y diez minutos", dice Tracy.

Otro horripilante método era ser colgado, estirado y luego cortado en cuatro, el que estaba reservado para los peores traidores de la Inglaterra moderna. El culpable era colgado casi hasta morir. Luego era castrado y sus intestinos eran abiertos frente a él, sacados con un atizador caliente clavado en su colon. Finalmente le cortaban la cabeza y cortaban su cuerpo en cuatro partes que se exponían públicamente (algunas versiones de este método utilizaba caballos para separar el cuerpo, pero Tracy dice que hay poca evidencia al respecto).

Otro particularmente horrible castigo era ser quebrado en la rueda, el que estaba reservado para los peores criminales en Europa y para los esclavos que hicieran revueltas en Estados Unidos. Los criminales eran amarrados a una larga rueda de madera y apaleados, para que se rompieran todos sus huesos. Algunos reportes indican que las víctimas podían vivir por tres días en este estado.

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Cortar la cabeza estaba reservado para los nobles porque era un método más rápido y causaba menos dolor. Imagen: Wikimedia.

Tracy dice que los métodos que ocupan actualmente en Estados Unidos para la pena capital son mucho más liberales y que estos métodos supuestamente "misericordiosos" están lejos de ser tal. Estudios recientes demuestran que la mezcla de químicos que se usan en la inyección letal puede que no tengan el efecto sedante que dicen tener. Y eso que este método se creó como un un avance a la silla eléctrica.

Durante la silla eléctrica "ponen miles de voltios en un cuerpo humano, el cerebro se cocina y aparecen llamas en algunas partes de la piel" dice Tracy: "Y quien lo sufre está vivo durante todo el proceso".

Pese a que estos métodos son dolorosos, sólo se extienden por unos pocos minutos, casi siempre. El norteamericano promedio de hoy tiene más probabilidades de morir por alguna enfermedad crónica. El mayor número de muertes en la actualidad son por enfermedades al corazón y cáncer. Juntos representan el sesenta por ciento de las muertes en EU durante el 2011. Las personas con éstas y otras enfermedades por lo general viven más que sus ancestros, pero el incremento de vida es doloroso.

"Las personas creen saber cuando llegarán sus últimos días, semanas o meses, pero muchos de nosotros veremos el final de nuestros días de forma paulatina”, dice Joanne Lynn, médico y especialista en cuidados paliativo. "Pretendemos que vamos a morir de un ataque al corazón durante la noche, pero esa no es la realidad".

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A medida que se acerca el final, muchas personas deben vivir día a día con el miedo a morir. "El desgaste es duro y la gente comienza a tener más y más miedo", dice Lynn. "Temen sufrir soledad física y emocional. Temen perder el control, estar empobrecidos, no tener acceso a comida. Y por supuesto está el miedo final a la no existencia, a estar muerto".

Es común tener que lidiar con todos estos miedos. Para las personas que llegan a los 85 o noventa años este miedo es opuesto, porque muchos de sus amigos ya han muerto. “Es angustiante, pero no inesperado", agrega Lynn.

Las malas noticias para los que estamos vivos es que nuestras muertes serán muy largas espantosas. Lo bueno es que somos muchos mejores para soportar el dolor que durante la Edad Media. Dependiendo del tipo dolor y qué sea lo que te duele, los doctores te pueden sanar con medicamentos sin esteroides como el Tylenol u opioides como la morfina. Nuevamente, tu tolerancia al dolor es esencial.

"Antes de tomar medidas para tratar el dolor, primero nos fijamos qué es lo que produce este dolor y luego vemos si hay algo que podamos hacer para deshacernos del causante", dice Washington Curtis. Por ejemplo, si un cáncer ha hecho metástasis y afecta al hueso, el dolor puede ser particularmente profundo.

"Algunos tipos de cáncer son muy receptivos a la radiación y el dolor puede disminuir bastante”, dice Curtis. “Pero otros tipos de cáncer no son sensibles a la radiación. Si los doctores aplican demasiada, puede causar problemas como quemaduras y heridas que podrían causar aún más dolor”.

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Aquí es donde probablemente mueras. Imagen:  Dan Cox/Flickr

El dolor, dice Curtis, es uno de los síntomas que más hace sufrir a un paciente hacia el final de su vida. “Náuseas, vómitos, fatiga, depresión, ansiedad y la falta de aire pueden ser realmente debilitadores y terroríficos”, dice Curtis. Son pistas de algo más profundo, la madre de todos los miedos: que otras personas no entiendan el dolor que estás sufriendo y tengas que sobrellevarlo tú solo.

Los doctores lo explican mucho mejor, debido a la naturaleza de sus trabajos.”Lo que yo temería es el dolor severo y no tener acceso a médicos que me tomen en serio y me traten eficazmente”, dice Curtis.

Lynn también le teme al cuidado inadecuado. “Me gustaría que hubiera un sistema en el cual pueda contar y que sea confiable, que todos quienes están envueltos sepan responder mis preguntas y también que sean honestos sobre mis posibilidades”, dice ella.

Al hablar con estos expertos me da la impresión de que, científicamente, la peor forma de morir es como seguramente dejaremos este mundo: en un hospital agonizando por una enfermedad prolongada. Puede que sepas o no que será el final. Y puede que tengas o no un buen doctor que trate tu dolor, o miembros de tu familia que respeten tus deseos.

Pero no todo es tan existencial. Ya sea un criminal convicto al que le van a sacar los intestinos con un atizador caliente o un ciudadano común sufriendo por el cáncer, el estado sicológico puede ser distinto respecto a la “peor forma de morir”. Los científicos seguramente desarrollarán tratamientos más avanzados para tratar y entender el dolor y puede que incluso hasta la muerte, pero las condiciones sicológicas tienen mucha facetas y casi todas están bajo el control del individuo que las sufre.

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de ciencia y tecnología.