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Amine: Imagino que acabé yendo por el mismo camino que muchos otros jóvenes delincuentes. En el instituto empecé a traficar con varias cosas: maría, motos de cross, scooters, coches, etc. Prácticamente me metía en cualquier cosa con la que pudiera ganar algo de dinero.
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Hice unos cuantos tratos con la gente adecuada. Nos hicimos amigos porque eran como yo: gente con recursos, seria y con ganas de ganar mucho dinero de la forma más rápida posible. Así formamos un grupo de seis o siete personas. Nuestra especialidad eran los atracos, aunque también robábamos en casas y secuestrábamos coches. Siempre planificábamos cuántos de nosotros participaríamos. Por ejemplo, si se trataba solo de entrar a robar en una casa, solo íbamos dos. Éramos una banda.Nos ganamos cierta reputación y solo trabajábamos cuando teníamos planes definidos. Nunca dejábamos nada al azar. Teníamos informadores que nos comunicaban cuándo iba a producirse una entrega de dinero en mano en tal sitio o que había un comerciante que almacenaba la mercancía en su casa. Hacíamos una valoración rápida de las ventajas / inconvenientes y decidíamos si hacerlo o no. Muchas veces recibíamos información de familiares de las víctimas, en su mayoría esposas que habían descubierto que sus maridos les eran infieles. Era su forma de vengarse y, de paso, ganar dinero.
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Tengo muy poca catadura moral. No soy ningún Robin Hood que se dedique a robar a las empresas. Yo robo tanto a empresas como a particulares, me da igual. Mejor que el dinero esté en mi bolsillo que en el de otro. Eso sí: nunca he matado a nadie. Si la gente coopera, no hago uso de la violencia, pero es cierto que si se resisten, puedo soltarles unos cuantos puñetazos o amenazarles con una pistola. Pero bueno, es parte del trabajo.Respecto a si esto me causa algún trauma psicológico, la verdad es que no me quita el sueño. Nunca he conocido a mis víctimas y no pienso en cómo puedo afectarles.Si no te importa, me gustaría que me contaras la vez que atracaste un cajero.
Un día, los chicos de mi grupo conocieron a un exatracador que sabía cómo hacerlo, porque no es tan fácil como llegar a un banco cualquiera y dar el golpe sin planificarlo. No quiero dar muchos detalles, pero en algunas zonas, las entregas se hacen mediante mensajeros. Aparcan en paralelo frente al cajero para evitar un atraco por alunizaje. En otros sitios, el agente que carga el dinero está solo, y esas son las oportunidades que buscamos. Nadie quiere que la cosa acabe en un baño de sangre por solo 40.000 euros por cabeza. Otra cosa que hay que tener en cuenta es si el banco utiliza un sistema para manchar los billetes con tinta. ¡Es muy frustrante ver que todos los billetes que te llevas están manchados!
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Fuimos mucho a correr para hacer un poco de cardio. Si las cosas salen mal, siempre tienes que estar preparado para salir corriendo. También ayuda a gestionar el estrés: cuando haces un trabajo así, el corazón te va muy rápido y has de saber mantener la calma. Mientras, empiezas a vigilar el cajero. Aparcas en una esquina tranquila y esperas durante horas a que llegue el operario. Así ves los distintos horarios y las rutas que hacen. Debes repetir esta operación todos los días durante varias semanas, para que el gran día no haya sorpresas.Obviamente, tienes que evitar que te pille la gente del barrio. Nosotros nos organizamos así: dos personas se ponen cerca del cajero y otras dos en los extremos de la calle para asegurarse de que la policía no está vigilando, y todos estamos en contacto por teléfono. Para preservar el anonimato, usamos tarjetas de prepago. Encendemos los teléfonos solo cuando estamos en la zona, nunca cerca de nuestras casas. La policía usa mucho la triangulación para localizar la ubicación de una llamada.
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Tres coches robados y una pistola, por si acaso. Encargamos a otras personas que nos consiguieran los coches. Ellos se encargan de robarlos y de desconectar todos los sistemas de GPS, que cada vez son más comunes en los coches de ahora. Les pedimos tres coches deportivos y un 4x4 para el alunizaje, todo por 9.000 euros. Podríamos haberlo hecho nosotros mismos, pero no teníamos mucho tiempo, porque estábamos pendientes de vigilar el cajero. Para las armas, usamos nuestra red habitual, a través de la cual conseguimos un arma por 1.500 euros.Una vez finalizados los preparativos y conseguido el material, ¿qué queda por hacer?
Tres o cuatro horas antes del trabajo, nos reunimos para verificar que todo está en orden y que cada uno sabía lo que tenía que hacer. Luego, uno de nosotros se fue para dejar uno de los coches aparcados en el campo, el coche con el que volveríamos sanos y salvos a casa. Cuando ya estuvo todo preparado, nos reunimos en un garaje y nos repartimos en los dos coches. Yo iba en el 4x4 y mis otros tres compañeros, en un coche alemán.
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Buscamos un sitio tranquilo para repartirnos el dinero y cada uno se va por su lado. Yo me pasé horas y horas contando mi dinero. La primera noche estaba tan nervioso que no podía ni dormir. En serio, ¡lo mejor que te puede pasar en la vida es tener la oportunidad de contar un buen fajo de billetes! Luego me tomé unas vacaciones en el extranjero, porque había estado trabajando siete días a la semana durante dos meses.¿Por qué no te quedaste para las vacaciones?
Pues porque robar un banco y llevarte 145.000 euros no es moco de pavo. La policía va a poner todos los medios a su disposición para intentar encontrarte, por lo que lo mejor es pasar desapercibido. Solo deberían estar enterados los que participaron en el trabajo. La policía siempre está dispuesta a hacer la vista gorda con los camellos de poca monta a cambio de información útil, así que nunca estás a salvo. Claro que un chivatazo no les sirve para enchironarnos, pero les ayuda. Saben dónde buscar. Si todo ha ido como tenía que ir, luego ya no tienes nada de qué preocuparte, a no ser que los científicos nos atrapen con alguna de sus nuevas tácticas.*Se han utilizado nombres ficticios.Traducción por Mario Abad.