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Ediciones VICE

‘Twin Peaks’ está pensada para frustrarte

El regreso de ‘Twin Peaks’ volverá a poner a prueba nuestras dotes detectivescas. ¿Conseguirás resolver el rompecabezas?
Todas las imágenes cortesía de Showtime

Este artículo apareció originalmente en Waypoint, nuestra plataforma dedicada a los videojuegos.

David Lynch dijo en una ocasión en referencia a la interacción entre la serie Twin Peaks original y el espectador: "La mente, como si fuera un detective, une todos esos fragmentos y llega a una conclusión. […] El público sabe más de lo que saben los personajes, por lo que cuando los espectadores ven algo, están añadiendo su conocimiento a esa imagen".

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Lynch asegura que, con la puesta en escena apropiada, todos entramos en el juego de las averiguaciones: ¿qué significado tiene ese símbolo? ¿Quién falta ahí? ¿Qué es ese ruido? Twin Peaks incita al espectador a sacar el detective que lleva dentro. A fin de cuentas, no olvidemos que estamos ante un misterio: ¿quién asesinó a Laura Palmer?

Twin Peaks incita al espectador a sacar el detective que lleva dentro. A fin de cuentas, no olvidemos que estamos ante un misterio

Todos los misterios tienen un componente lúdico. Son como rompecabezas, juegos de trileros. ¿Qué aguardará en esta parte del mundo? ¿Quién oculta su amor? ¿Dónde estaba el sospechoso la noche del asesinato? Las piezas llegan poco a poco y el espectador las va encajando. Los menos hábiles deben esperar al momento de la revelación, mientras que los más avezados son capaces de resolver el rompecabezas de inmediato.

Twin Peaks es de esos juegos que hacen mella en uno y acaparan nuestro pensamiento de camino al trabajo, en la ducha, mientras haces la cena… Casi tres décadas después, es posible escuchar podcasts y leer foros y blogs con teorías sobre qué le está pasando o qué le va a pasar al agente especial Dale Cooper.

Al igual que sucede con los miembros de su pseudoprogenie, Perdidos y Westworld, Twin Peaks espera que seamos nosotros quienes resolvamos el misterio, exige que despiecemos y analicemos minuciosamente todas sus piezas, que prestemos toda nuestra atención y que, si todo eso no es suficientemente esclarecedor, consultemos internet.

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Lo más sorprendente de la nueva temporada de Twin Peaks es el trato que da al espectador-detective. El cine de Hollywood siempre se ha caracterizado por lo que los eruditos llaman el "estilo invisible", esa aversión a romper el halo de realismo de movimiento y acción de las escenas.

Como espectadores, debemos hacer el ejercicio de imaginar que la situación que vemos es real, y para ello, una película nunca puede revelar la maquinaria que hace que eso sea posible. El mejor ejemplo es cuando en pantalla aparece un espejo directamente frente a la cámara. No vemos la cámara reflejada, lo cual no significa que no esté ahí, sino que se ha llevado a cabo un esfuerzo de realización por hacer que esta sea invisible. Quedaos con este concepto, porque lo retomaremos más tarde.

Para crear misterio, deben seguirse una serie de normas. Si eres Sherlock Holmes, dichas normas son sencillas y pasan por hacerse dos preguntas: ¿qué es posible?; ¿qué es probable? Elimina todo lo que no sea causa del misterio y ya lo tienes. Resuelto.

En juegos como Firewatch, esas normas consisten en unir los puntos de la línea entre dos eventos. La diferencia radica en cómo cada jugador conecta esos eventos y en cómo lo hace el personaje. La belleza del juego está en esa revelación final, que llega como un suspiro de alivio. Por fin, pensé, llega alguien para ocuparse de todo.

La nueva temporada de Twin Peaks sigue siendo un misterio, solo que esta vez no se centra en qué ha ocurrido. En la primera temporada, los sucesos se habían producido antes de la llegada del espectador a la escena y, a la manera tradicional, este debía esforzarse por llegar a una conclusión basándose en la información de que disponía. En la nueva temporada, en cambio, la serie nos pide, de una forma más agresiva y exigente, que sumemos lo que ya sabemos a lo que estamos viendo. Lo que pasara antes de nuestra entrada en escena ya no importa tanto. Para entender lo que ocurre en todo momento en la serie, hay que adoptar una actitud activa y receptiva, escuchar cada sonido, permanecer atento a la pantalla y rescatar los datos de los que disponemos hasta ahora.

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Para captar toda nuestra atención, la serie prescinde totalmente del estilo invisible del que hablaba antes. Así, por ejemplo, en el tercer episodio de la nueva temporada, hay un momento en que Dale Cooper está atrapado en una sala con una mujer. Él trata de cumplir una tarea y ella le pide insistentemente que no haga ruido, mientras se producen constantes alteraciones temporales que confunden al espectador respecto a la cronología de los sucesos en la habitación. Esa escena es una muestra del aparato cinematográfico en acción y ante nuestros ojos; estamos viendo a David Lynch revelando toda esa estructura, como si pudiéramos ver la cámara reflejada en el espejo.

La nueva temporada de Twin Peaks es un juego que trasciende los misterios tradicionales. Ya no basta con encajar las piezas para saber qué ha sucedido y quién ha hecho que suceda. Esta vez se trata de dotar de sensatez a lo que vemos. No nos dan solo migajas que debemos recoger: ahora debemos aprender al vuelo las normas, los mecanismos que nos van presentando.

El regreso de Twin Peaks es un artefacto especial que añade más complejidad a las temporadas precedentes y difumina las fronteras entre público, creador, misterio y el formato televisivo mismo. David Lynch nos exige que le sigamos el juego, un juego que nos llevará a un terreno que ya nos es familiar.

Traducción por Mario Abad.