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Un año decisivo para Wikileaks

El mundo se está familiarizando cada vez más con la cultura de las filtraciones.

WikiLeaks-móvil estacionado frente a Fox News. Vía Flickr.

Edward Snowden está jugando su versión de la vida real de Where in the World Is Carmen Sandiego? mientras salta de un lugar exótico a otro, dejando un rastro de secretos de estado y disidencia por todo el asunto de “el gobierno estadunidense nos espía a todos”. Acompañádolo mientras intenta evadir a los medios y las garras del estado norteamericano está Sarah Harrison de Wikileaks. Ahora Wikileaks ha anunciado que Edward Snowden está sano y salvo (y no en manos de los rusos, como algunos sospechaban), y la organización internacional no gubernamental antisecretos continuará ayudando para encontrarlo asilo político en donde sea posible.

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Mientras tanto, Bradley Manning, quien antes de Snowden se hiciera famoso por reveler los secretos asociados con Wikileaks, sigue tras las rejas, luego de declararse culpable de una serie de acusaciones como resultados de la filtración de cientos de miles de documentos clasificados, así como videos, incluyendo el infame video de “Daño colateral” en el que un helicóptero del ejército estadunidense dispara contra, y asesina, a tres periodistas. Gracias a esta filtración, con ayuda de Wikileaks, Manning pasó más de tres años en prisión sin ir a juicio, tiempo durante el cual fue torturado.

Snowden y Manning no son sólo héroes si crees que los gobiernos deberían revelar más información al público, sino que convirtieron a Wikileaks en la organización de preferencia para aquellos con secretos que contar o que sienten que las agencias de inteligencia les pisan los talones. Por ejemplo, el reportero Michael Hastings de BuzzFeed y Rolling Stone (quien murió trágicamente en un accidente automovilístico la mañana del martes 18 de junio) envió un correo poco tiempo antes de su muerte a la abogada de Wikileaks, Jennifer Robinson en el que decía que el FBI pronto interrogaría a “sus amigos y asociados más cercanos”. Ese correo apresurado ha echado leña al fuego de una teoría de conspiración sobre la muerte de Hasting, y cómo esta no fue ningún accidente pues su coche fue intervenido por las agencias de inteligencia como parte de un plan para callarlo. No existe evidencia de nada de esto, pero el hecho de contactar a WIkileaks demuestra que incluso los más grandes periodistas confían en la organización, no sólo informantes sin nombre que no tienen a quien recurrir.

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Wikileaks comenzó como una fuente de información clasificada que se distinguía de los medios noticiosos tradicionales por su habilidad para evitar el proceso editorial; el grupo simplemente proporcionaba al público documentos filtrados sin mayor comentario. Pero ahora, con los casos de Manning y Snowden llevando el foco de atención a los derechos de los informantes gubernamentales modernos (y con el fundador de Wikileaks, Julian Assange, escondido, públicamente, en la embajada de Ecuador en Londres), la organización se ha convertido en una especie de partido político globalizado que aboga por la libertad de información y los derechos de los informantes.

El hecho de que Snowden reciba ayuda y sea escoltado por personal de Wikileaks dice mucho sobre su papel en el mundo. No cabe duda que la experienca de Wikileaks juega un papel importante en ayudar a Snowden a evadir su captura; después de todo tienen mucha experiencia: lograron evitar que su líder fuera llevado a juicio en Suecia por asalto sexual.

El destino de Snowden y Manning (quien sigue esperando sentencia) es incierto, pero lo que ocurra en los meses siguientes afectará el trato hacia los informantes en años venideros. Y existen otros casos menos conocidos, como el de Barrett Brown, el periodista que suele ser confundido como el vocero de Anonymous y que ahora está tras las rejas y enfrenta hasta cien años en prisión. (Brown está luchando por conseguir los fondos legales para rebatir el caso). Si Wikileaks quiere seguir trabajando en su papel como protectores de estos informantes de alto nivel, entonces tienen mucho trabajo que hacer.

La organización sin fines de lucro parece seguir descifrando su identidad sobre la marcha. Una encuesta reciente reportó que Assange podría ganar un asiento en el senado australiano, así que quizá esté planeando una movida política. O quizá Wikileaks se convertirá aún más en una especie de partido político que opera en múltiples países, igual que el Partido Pirata, y que trabaja en pro de la libertad de información, al tiempo que ayuda a los informantes a encontrar asilo, ofrecer orientación legal a reporteros de investigación, y ayuda legal a informantes en juicio. Con tantos casos en escena, será interesante ver qué hace Wikileaks para lidiar con la carga de trabajo mientras su identidad pública se transforma. El mundo se está familiarizando cada vez más con la cultura de las filtraciones, y su importancia, y la institución de Assange está en el centro de todo.

Sigue a Patrick en Twitter: @patrickmcguire