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Contrabando Submarino

Arrastrando drogas por el lecho oceánico.

Un torpedo empleado para transportar narcóticos desde Colombia, confiscado y ahora expuesto en la base naval colombiana de Málaga.

El mayor obstáculo que encaran los cárteles de la droga siempre ha sido el de cómo transportar la mandanga desde las áreas pobres que la producen hasta las áreas no tan pobres que la compran. En este frente se hizo un importante avance a principios de década, los años marcados por el encarcelamiento de los jefes del cártel colombiano de Cali: usar torpedos y semi-sumergibles fabricados de manera artesanal. El Dr. Miguel Ángel Montoya es el antiguo traficante que estuvo al frente de este proyecto de sencilla realización, consistente en instalar aparatos de radio a unos tubos estancos arrastrados por modestos barcos remolcadores. Si durante el transporte alguna patrulla marina empezaba a sospechar, los contrabandistas se limitaban a desenganchar la carga, que posteriormente el cártel localizaba y recuperaba siguiendo la señal de radio. Al cabo de estos años, Montoya sigue sin creer que los agentes aduaneros internacionales puedan alguna vez coger la delantera a las bien financiadas labores de investigación y desarrollo de los grupos organizados de narcotraficantes.

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Vice: ¿Puedes decirme qué es lo que haces?

Dr. Miguel Angel Montoya:

Soy doctor y antiguo miembro de una organización dedicada al tráfico de drogas.

Asumo que se trataba del cártel de Cali. ¿Cómo te reclutaron?

La organización necesitaba un contacto mexicano en Colombia, y un amigo mío fue el catalizador. Fue mi primera experiencia en el tráfico de cocaína entre Colombia y México.

¿Qué papel desempeñabas?

En un principio, viajar a Colombia para coordinar a los que transportaban la droga en aviones. Yo era el contacto que se aseguraba de que todas las tareas se realizaran.

Y terminaste formando parte de la revolución que cambió el modo en que se transportan de drogas.

En 2000, a un ingeniero de Medellín, amigo mío, se le ocurrió que un torpedo hueco podría servir para transportar de 500 kilos a cinco toneladas de cocaína prácticamente a cualquier sitio.

¿Podrías explicarnos el diseño?

Estaba basado en los torpedos utilizados en la guerra. Mediante planos mostramos que consistían en un tubo dentro de un tubo. El tubo del interior estaba dividido en cinco cámaras, que evitaban la completa inundación en caso de colisión.

¿Era torpedos a propulsión?

No, se llevaban a remolque con cables de acero de hasta 300 metros. Había un problema, y es que los cables de acero le producen una gran tensión al barco remolcador, y además son difíciles de enrollar.

En caso de descubrirse el pastel, la alternativa era abandonar el torpedo liberando el cable, ¿no?

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Sí, quitar el pasador de seguridad, soltando así el cable. El cable se quedaba enganchado al torpedo, que sumergido resultaba imposible de localizar, y el remolcador se alejaba a la máxima distancia posible.

¿Y cómo lo encontraba después el cártel?

Mediante el transmisor de radio que llevaba incorporado, con temporizador y GPS, que se monitorizaba desde el barco. El barco transmitía la frecuencia de la boya con el transmisor a través de un decodificador y una radio VHS. Localizábamos el torpedo vía satélite.

¿Cómo se os ocurrió la idea del radiotransmisor?

Bueno, viendo cómo los barcos atuneros arrastraban las boyas que sujetaban las redes de pesca. Modificamos las boyas retirando el sistema de flotación e insertando un mecanismo electrónico.

Muy ingenioso.

La idea estaba adaptada de cosas que ya existían. Las boyas de pesca, y los torpedos. Lo que sucedió fue, simplemente, que a alguien se le ocurrió juntar las dos cosas. Nada sofisticado.

¿Cómo controlábais la profundidad del torpedo durante el arrastre?

El tubo disponía de un sistema de lastres que permitía la entrada de agua en una cámara, lo que hacía que se sumergiera. Cuando se achicaba el agua, el torpedo emergía. La gran ventaja era que cuando viajabas rápido, el torpedo se sumergía hasta los treinta metros y no podía ser visto.

(i-d): El papel, pegado a un lado de un torpedo de 4 metros de largo y 1 de ancho, informa de que fue confiscado en la costa de La Víbora, en Colombia. En el centro, un torpedo siendo remolcado por un barco. A la derecha, un mapa con las zonas utilizadas por los narcos colombianos marcadas en rojo.

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¿Tenía el sistema algún inconveniente?

Que cuando el barco aminoraba la velocidad, el torpedo ascendía y podía ser visto.

¿Cuánto tiempo tardó en ensamblarse el primer torpedo?

Nos ocupó cerca de un año diseñarlo y seis meses reunir los fondos para financiarlo. Una vez el diseño estuvo completo, obtuve la autorización para seguir adelante con el proyecto. Ahí fue cuando empezaron los trabajos, con una organización protegiéndonos en la selva.

¿Las máquinas se construyeron en la selva?

Tenía

que hacerse en la selva, y en algún sitio que estuviera cerca del océano.

¿Contratásteis ingenieros para realizar el montaje?

Sí, un ingeniero para que desarrollara los sistemas hidráulicos.

Suena a proceso lento y laborioso.

Construir el primer aparato nos ocupó tres meses. Lo hicimos pequeño, para así localizar cualquier posible defecto. En esencia se trataba de una versión algo más grande del primer modelo, que probamos en el río.

¿Desarrollásteis lo del torpedo porque los otros métodos no era ya efectivos?

Al principio, en la época de Pablo Escobar, lo habitual era que la droga se transportara en aviones que despegaban en Colombia y aterrizaban en pistas clandestinas de Estados Unidos y México. Después la cosa se puso más difícil.

¿Empezaron a darse cuenta las autoridades de lo que estaba pasando?

Digamos que se volvía cada vez más difícil y que se estaban arrestando a muchos traficantes.

¿Con cuánta cocaína viajaban los aviones?

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Normalmente, un avión llegaba al sur de México con no menos de una tonelada.

¿Eran los torpedos igual de útiles en cuanto a la capacidad de carga?

Una vez comprobamos que la máquina pequeña funcionaba, planeamos construir una más grande. Una máquina con capacidad para tres toneladas.

¿Cuánto dinero generaban tres toneladas de cocaína en 2000?

Un kilo costaba aproximadamente 2.100 dólares. Cuando llegaba a su destino, como México, su valor aumentaba hasta los 8.000 dólares. En otros sitios, como los Estados Unidos, su precio se incrementaba todavía más.

A tres mil kilos por torpedo, eso son 24 millones de dólares. La hostia. Pero en el primer viaje utilizásteis el pequeño, ¿no?

Sí, y llegó sin contratiempos a la costa de México. El grupo que lo organizó decidió entonces hacer un segundo viaje con él. Pero no tenían mucha idea de cómo funcionaba ni de cuán pesado era.

¿Cuántos barcos se empleaban en cada viaje?

El proceso requería tres barcos. Uno para remolcar el aparato, otro que iba delante y avisaba de la presencia de patrullas o de la Guardia Costera Americana, y un tercero que servía de protección y navegaba 24 horas por detrás del barco remolcador. Funcionaba prácticamente como una carrera de relevos y las posibilidades de éxito eran del 90 por ciento.

¿Disponíais de equipos de apoyo en tierra firme?

Normalmente había dos equipos: uno en México, dispuesto para recuperar el aparato, y otro para enviar el barco de regreso.

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(i-d): Un semi-sumergible incautado, en la base naval colombiana de Málaga. El interior de un semi-sumergible. Un semi-sumergible a medio construir abandonado en la selva.

¿Sabes si se sigue utilizando este procedimiento hoy en día?

Por lo que yo sé, sí. Pero han perfeccionado algunas cosas.

Un ingenio similar al torpedo pero que se utilizó antes fue el semi-sumergible. ¿Qué diferencia hay entre uno y otro?

Bueno, el semi-sumergible tiene una carcasa de fibra de vidrio y se desplaza gracias a un motor diesel bastante grande. Básicamente son barcos diseñados para ir debajo del agua.

¿Cuáles eran sus ventajas y sus inconvenientes?

Mirando al horizonte, los semi-sumergibles son imposibles de detectar. Esa es su única ventaja. El principal inconveniente es que desde arriba se les ve enseguida, no importa lo mucho que los camufles.

Y dado el tamaño, imagino que eran bastante lentos.

Bueno, en primer lugar, los barcos que avanzan a gran velocidad dejan una estela a su paso que cualquier avión o helicóptero puede detectar fácilmente. Estos sumergibles viajaban a una velocidad de siete nudos, que no es mucho. Tardaban 20 días o más en llegar a su destino en México.

Mirando fotos de estos sumergibles me parecen aparatos caros y difíciles de construir.

Muy difíciles, y la carcasa era terriblemente cara. Lo que pasa es que todas las innovaciones en el mundo del tráfico de drogas se realizan cuando la situación alcanza un estado de crisis.

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¿Era siempre México, y por extensión Estados Unidos, el destino del tráfico colombiano?

El objetivo final de estas tecnologías era llevar la mercancía desde los puertos del Caribe colombiano hasta los de España, debido al mercado potencial que hay allí. Con estos aparatos sería muy sencillo llegar hasta España.

¿Sabes si se ha hecho ya?

Supongo que sí.

¿Crees que los traficantes emplean estos aparatos para transportar otro tipo de mercancías? ¿Seres humanos, tal vez? ¿Armas?

No puedo saberlo con certeza, pero la tecnología existe. Y es muy fácil de utilizar.

¿Cómo ves el tráfico de drogas en el futuro?

Sé que están trabajando en desmolecularizar la cocaína, descomponerla, y según creo están teniendo bastante éxito. Ya han conseguido mezclarla con aceite industrial, que puede almacenarse perfectamente en los tanques de un camión o un barco.

¿Y en cuanto al transporte?

Yo creo que estará completamente automatizado o guiado por control remoto, controlando el vehículo desde sus despachos mediante señales emitidas por satélite.

Yo diría que esto es algo que se está haciendo.

Yo no me atrevería a afirmarlo, pero la evolución definitivamente va por ese camino.

¿Están obsoletos los medios que emplean los gobiernos en materia de lucha antidrogas?

A mí me parece que el problema básico es que las drogas son ilegales. Cuando algo es ilegal, hay diez, veinte o treinta personas intentando sacarle algún beneficio. El día en que ya no sean ilegales o estén tan controladas, se terminará el problema.

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Tal y como ahora mismo está el tema, no parece que eso vaya a suceder.

Siempre habrá gente tratando de burlar al Sistema, dedicando enormes sumas a la investigación, los experimentos y la tecnología. Disponen de todo el dinero del mundo para hacerlo.

El beneficio es…

El beneficio siempre será mayor que lo gastado. Es una guerra con raíces económicas.

El Dr. Miguel Ángel Montoya es autor de

Ayer Doctor, Hoy Narcotraficante: El Mexicano Que Quiso Ser Pablo Escobar

. Para saber más de los narcosubmarinos y daros un garbeo por una base naval colombiana, conectad con el programa

Motherboard

de VBS.TV.