En 1964, una línea verde dibujada por un general británico de la fuerza de paz sobre un mapa pasó a definir la realidad de Nicosia, la última ciudad dividida del mundo. Repartidos por toda la capital hay puestos de guardia militares, y a menudo sus bulliciosas calles terminan abruptamente en barricadas de barriles o sacos de arena.Tras los episodios de violencia armada entre las comunidades de chipriotas griegos y turcos, las más numerosas de la isla, en 1964 se dividió la ciudad de Nicosia. Unos pocos años antes se había creado la República de Chipre, en 1960, después de que la isla se independizara del dominio colonial británico. La división norte-sur de Nicosia se consolidó en verano de 1974, cuando las tropas turcas invadieron la parte norte de Chipre en respuesta al golpe de estado griego con el que se pretendía destituir al entonces presidente, el arzobispo Makarios, y anexar la isla a Grecia.
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Con su infame “línea verde”, Nicosia es el epicentro de uno de los conflictos congelados más espinosos de Europa y la base de operaciones de una de las misiones pacificadoras más largas de la ONU.La República de Chipre es un estado miembro de la Unión Europea cuya soberanía reconocen la ONU y todos los Gobiernos internacionales a excepción de Turquía. La República Turca del Norte de Chipre es un estado de facto establecido en 1983 y cuyo estatus solo reconoce Turquía.La línea divisoria se amplió y reforzó con trincheras, y hoy se extiende a lo largo de 180 km, con una zona de seguridad controlada por la ONU que en su punto más estrecho, en el centro de la ciudad, tiene una anchura de unos pocos metros.Ambos estados tienen como capital Nicosia. Entre las dos partes no existía prácticamente interacción alguna hasta 2003, cuando el líder turcochipriota suavizó las restricciones en un cruce peatonal situado en el centro de la ciudad, permitiendo a miles de chipriotas de ambas comunidades cruzar la frontera por primera vez en casi 30 años. En julio de 2019 se cumplen 45 años del establecimiento de la división de Chipre y, hasta ahora, todos los intentos de negociación para unificar la isla han fracasado.La primavera pasada, el fotógrafo de Nicosia Marcos Andronicou estuvo unos días observando ambos lados de la frontera y habló con varios residentes sobre lo que esta representa para ellos.
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Este artículo se publicó originalmente en VICE UK.