Medio Ambiente

Latinoamérica: el lugar más peligroso para ser activista ambiental

Al menos 227 activistas fueron asesinados en 2020.
DS
traducido por Daniela Silva
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Un ingeniero colombiano junto a la laguna de Suesca, que se secó debido a una fuerte sequía producida por el cambio climático desde 2012, según autoridades ambientales, en el municipio de Cucunaba, departamento de Cundinamarca, Colombia, el 9 de marzo de 2021. Foto de RAUL ARBOLEDA / AFP a través de Getty Images.

La crisis climática global es una fuerza impulsora detrás de los niveles récord de violencia contra lxs defensorxs de la tierra y el medio ambiente, y América Latina es la región más peligrosa del mundo para ellxs.

Al menos 227 activistas fueron asesinados en 2020, un nuevo récord por segundo año consecutivo y más del doble de lo registrado en 2013, según un informe publicado este lunes por Global Witness, una organización de derechos humanos centrada en la justicia climática. Si bien las tasas de homicidio en la mayoría de los países cayeron debido a los bloqueos pandémicos, el asesinato de defensores continuó sin cesar.

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La mayoría de los asesinatos tuvieron lugar en Latinoamérica, y Colombia sufrió el mayor número de asesinatos totales, seguida de México. Las naciones centroamericanas de Nicaragua y Honduras registraron el mayor número de asesinatos per cápita en el mundo.

Centroamérica es una de las regiones más afectadas por los extremos de la crisis climática, con sequías prolongadas y lluvias catastróficas, incluidos los dos huracanes consecutivos en 2020.

"Estos datos son otro claro recordatorio de que luchar contra la crisis climática conlleva una carga insoportablemente pesada para algunxs, que arriesgan sus vidas para salvar los bosques, ríos y biosferas que son esenciales para contrarrestar el insostenible calentamiento global", dijo Chris Madden, activista principal de Global Witness. "Esto debe terminar".

La crisis climática está obligando a decenas de miles a migrar en busca de nuevas oportunidades, en particular desde el Corredor Seco de Centroamérica —que se extiende desde Guatemala hasta Costa Rica— donde las sequías han aumentado la inseguridad alimentaria entre los agricultores de subsistencia que han visto caer en picada el rendimiento de sus cultivos en los últimos años.

A medida que se intensifica la crisis climática, el conflicto por los recursos naturales se agrava. “El proceso de degradación del clima es violento y se manifiesta tanto en la violencia contra el mundo natural como contra las personas”, afirma el informe.

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El impacto de la crisis climática —y la violencia que produce— lo sufren de manera desproporcionada los pueblos indígenas, que representan más de un tercio de todas las víctimas registradas en los últimos cinco años en el informe. Los pueblos indígenas representan aproximadamente el cinco por ciento de la población mundial, pero su posición como defensorxs del medio ambiente de primera línea los hace particularmente vulnerables a los ataques.

En Nicaragua, el país más peligroso per cápita para lxs defensorxs de la tierra y el medio ambiente en 2020, los asesinatos incluyeron un ataque a una comunidad indígena ubicada dentro de la Reserva de la Biosfera de Bosawás por unos 80 hombres fuertemente armados que quemaron casas, mataron ganado y asesinaron a cuatro personas en un aparente intento de expulsar a los pueblos indígenas de sus tierras ancestrales con el fin de explotar los recursos naturales.

En agosto de este año, otro ataque dentro de la Reserva presuntamente perpetrado por el mismo grupo paramilitar, dejó al menos una decena de indígenas muertos, lo que equivale al número de muertos registrado en todo 2020 y sugiere que la violencia resultante de la apropiación de tierras sigue aumentando.

“[Las personas defensoras] están en riesgo porque viven en un lugar (o cerca de este) que tiene algo que alguna empresa está deseando”, dijo Bill McKibben, un activista ambiental. "Esa demanda, la demanda del mayor beneficio posible, en el plazo más corto posible, mediante la operación más barata posible parece traducirse, eventualmente, en el entendimiento de que es el alborotador quien debe irse".