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Tecnología

El científico pionero en geoingeniería teme que su ciencia esté por explotar

Ken Caldeira, quien comenzó el estudio climático, asegura que el momento ya está llegando.
En erupción, el Monte Pinatubo. Image: CVO Photo Archives, Wikimedia Commons

Por años el interés del Dr. Ken Caldeira en hackear el planeta lo ha transformado en un atípico testigo de su campo de estudio. Caldeira es un respetado científico atmosférico que se describe como un "reacio defensor" de la investigación sobre geoingeniería solar, esto es realizar esfuerzos a gran escala para gestionar artificialmente la cantidad de luz solar que entra a la atmósfera con el fin de enfriar el planeta.

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Caldeira dice que él es "menos catastrófico que la mayoría", pero le preocupa que los humanos continúan quemando combustibles fósiles y finalmente el calentamiento global derretirá las capas de hielo, haciendo que vastas extensiones de los trópicos ya no sean aptas para el cultivo. Frente a una emergencia climática, dice, podríamos ser capaces de limitar temporalmente sus efectos mediante la simulación de una gran erupción volcánica más segura.

"Al terminar este siglo, en la mayor parte de las zonas tropicales la temperatura veraniega será generalmente mayor que la más alta en los registros" dice Caldeira.

El científico, que trabaja para el Carnegie Institution Department of Global Ecology de la Universidad de Standford, me recibió vistiendo jeans, un blazer y un rebelde pelo cano. Recientemente había viajado a  la primera y más grande conferencia sobre geoingeniería en Berlín para participar como orador.

"La idea que grandes franjas territoriales del trópico puedan no ser adecuadas para el cultivo" continúa "es posible. Y si no somos capaces de hacer crecer los cultivos en las grandes franjas del trópico ¿Creará esto una agitación social y migraciones? Puede ser un gran problema."

Es por esta razón, dice, que deberíamos intentar proyectos de geoingeniería, y que necesitamos estar preparados cuando políticos y naciones desesperadas busquen caminos rápidos para mejorar el clima. En un par de controversiales entrevistas durante el encuentro, Caldeira dio sus opiniones sobre cómo y por qué llegaremos a vivir en un planeta geoingenierizado, habló sobre lo rápido que crece este campo de estudio (y por qué es peligroso) y cuáles son las probabilidades que los humanos traten de secuestrar el termostato de la tierra.

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Nuestro sesgo filosófico era demostrar que este tipo de proyectos no iba a funcionar, pero cada simulación que hicimos mostró que sí funcionaría

Durante la última década Caldeira y sus colegas han usado complicados modelos para examinar el efecto que el bloqueo de un pequeño porcentaje de luz solar que entra a la atmósfera podría causar en el clima global del planeta Tierra.

Una forma que la geoingeniería tiene para lograrlo es inyectar en la estratosfera un montón de pequeñas partículas, emulando el efecto del enfriamiento global provocado por una gran erupción volcánica como la que cubrió en lava y cenizas las Islas Filipinas en 1991.

La erupción del Monte Pinatubo lanzó 20 millones de toneladas de dióxido de azufre, dejando una gran cantidad de pequeñas partículas flotando en el cielo. Estas partículas quedaron suspendidas en la atmósfera, lo que provocó un aumento en el rebote de la luz solar hacia el espacio, estimulando la reducción de la temperatura a nivel global en cerca de un grado Fahrenheit durante los años siguientes.

Este evento, uno de los más grandes en su tipo en la historia reciente, fue cuidadosamente estudiado por los científicos y con el tiempo llegó a proporcionar información para desarrollar la geoingeniería solar. Hoy en día los científicos consideran que la difusión de partículas de sulfato en la estratosfera (sin ningún tipo de mercurio u otros materiales tóxicos que los volcanes también suelen liberar) ya sea mediante el uso de una flota de aviones, globos gigantes o incluso artillería, puede ser la mejor forma de geoingenierización. Dado que las partículas permanecen en el aire por un tiempo limitado, el proceso tendría que hacerse de manera regular, incluso anualmente.

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Caldeira en la Universidad de Stanford

Caldeira publicó su primer artículo sobre el hackeo del clima en el año 2000. Originalmente, dice, llevó a cabo los experimentos para probar que la idea era imposible.

"Nuestro sesgo filosófico era demostrar que este tipo de proyectos no iba a funcionar, pero cada simulación que hicimos nos demostró que sí funcionaría", me confidenció durante una conferencia reciente el risueño y conversador Caldeira. "Me convertí en un reacio defensor de, por lo menos, seguir investigando".

"Soy una de las pocas personas que se ha convertido en experto en áreas que realmente no me gustan".

Los experimentos iniciales mostraron que una pequeña cantidad de partículas podrían enfriar el planeta lo suficiente para reducir su calentamiento, provocando unos pocos y obvios males en el medio ambiente.

"Hicimos una serie de otros trabajos" cuenta Caldeira "porque la gente decía, 'reducir la temperatura solar dañará las plantas y la biosfera terrestre'. Entonces realizamos una nueva simulación y resultó que la biosfera creció porque, como se evidenció luego de la erupción del monte Pinatubo, la radiación difusa entregaba más luz a las hojas inferiores de las copas de las plantas, entonces estaban recibiendo fertilización de CO2 sin los efectos adversos del calor. El crecimiento de las plantas fue mejor en este sentido".

Con cada nuevo hallazgo parecía que la geoingeniería solar era una opción factible y menos peligrosa para, al menos, limitar el aumento de las temperaturas causado por la concentración de dióxido de carbono en el aire.

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"Según la actual generación de modelos climáticos y los resultados en mediciones de daño en el clima, el mundo estaría mejor con el uso de niveles moderados de geoingeniería solar que sin su uso."

Los modelos de Caldeira evidencian que si el cambio climático continúa, todo el mundo, desde las naciones pobres en los trópicos a los ricos del hemisferio norte, se verían beneficiados con una erupción volcánica simulada. Los cultivos serían más productivos y las temperaturas menos sofocantes.

Él es el primero en señalar que existen muchos problemas sociales y políticos asociados a la idea, y que grandes riesgos a futuro recaen en su tecnología. Por ejemplo, si se cancela un proyecto de geoingeniería luego de iniciado, los niveles de calentamiento podrían empeorar gravemente. Y el plan no hace nada frente al gemelo malvado del calentamiento global, la  acidificación de los océanos. Sin embargo, no hacer nada para detener el calentamiento global es aún peor ya que se podría producir esta acidificación del océano. Por todo lado, presentar a la opinión pública una aparente solución tecnológica podría desinflar el movimiento que busca reducir las emisiones de carbono en el planeta.

"Para mi la principal preocupación es que comenzaremos a desarrollar geoingeniería solar al mismo tiempo que seguimos construyendo cosas con chimeneas y tubos de escape" me dice. "Y dentro de ese marco creo que la geoingeniería solar facilitaría una emisión continua de gases de efecto invernadero."

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Pero la tecnología en sí no es el problema.

Creo que hay, al menos, posibilidades entre el 10, 20, 30 por ciento de hacerlo

"Sabemos que los volcanes enfrían el planeta; sabemos que esto básicamente funciona" dice Caldeira. "Los estudios muestran que pocas cosas producen un enfriamiento drástico, parece obvio utilizar esos pocos recursos y realizarlo."

"Además se cree que la masa de material utilizado es razonable", añade.

Con esto dice que no sería intimidante comenzar el proceso logístico y que sería relativamente barato. Me señala un  estudio publicado en el Environmental Research Letters por investigadores de Aurora Flight Strategies, donde se sugiere que este tipo de geoingeniería podría llegar a desarrollarse con 5 mil millones de dólares al año, siempre y cuando se use una flota de aviones como mecanismo de entrega de las partículas. (El Dr. Ryo Moriyama del Instituto de Energía Aplicada de Japón, me dijo que un estudio que realizó encontró que el costo probablemente sería el doble de esta cifra.)

"El costo al transformar los sistemas de energía alcanzaría los trillones de dólares al año" dice Caldeira.

"Tengo la impresión que existe un demanda por comenzar a hacer algo en un par de años más y no sería exagerado construir una flota de aviones y empezar a hacerlo" continua. "Puede que las ideas de hacerlo con globos o proyectiles de artillería sea más barato, pero creo que con aviones es menos caro cuando existe una inminente emergencia. Creo que las personas comenzarán a hacerlo con aviones y luego, si quieren abaratar costos, encontrarán algo más barato".

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Molly Johnson, Flickr

Entonces ¿Cómo luciría una emergencia climática en estas condiciones? ¿De qué manera Caldeira se imagina un mundo donde el clima está siendo regulado artificialmente?

"Para mi el escenario más probable será cuando el clima esté demasiado caliente como para permitir el crecimiento de cultivos en los trópicos y los países tropicales digan que van a tomar sus propias medidas y crear un clima que le permita crecer cultivos; Y digan, mira, tú en el norte, tú arruinaste nuestro clima por lo que tenemos el derecho de contrarrestar lo que has hecho".

Estos escenarios son demasiado extremos y alejan de la idea a la mayoría de los climatólogos y científicos. Muchos lo ven como una caja de Pandora. Si más investigadores la abren es probable que los experimentos de buena fe que pretenden jugar con el termóstato terminen mal.

En parte es por esta razón que Caldeira ha sido una figura polémica. Le hicieron un perfil en el New Yorker llamado ' The Climate Fixers', apareció en el libro sobre geoingenería de Jeff Goodell, "How to Cool the Planet" y también fue citado en la secuela del libro "Freakonomics", su más famosa aparición. Ahí hubo controversia cuando una de sus citas fue supuestamente sacada de contexto con el fin de ayudar a construir la idea que algunos científicos estaban exagerando su preocupaciones por las emisiones de CO2. Y que la geoingeniería era la solución más inteligente y económica para los problemas del planeta. Esto sin tomar en cuenta que compañeros de Caldeira han descrito científicamente a la geoingeniería como una "una mala idea".

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Aun así, dice Caldeira, la actitud está cambiando entre sus compañeros científicos.

"Nuestro primer paper en geoingeniería fue el 2000 y la gente en ese momento prefería distanciarse o ni siquiera hablar del tema" dice. "Entonces, quizás a finales de la década, la gente comenzó a estar más interesada al respecto, pero para decir, 'malo, malo, malo, no queremos ni siquiera pensar en ello'. Ahora, en los últimos tres o cuatro años, esta área de investigación se ha convertido casi en una moda, al menos entre algunos dentro del equipo que estudia el cambio climático".

De hecho Caldeira espera ver un pequeño estallido en el interés por la geoingeniería.

"Creo que es una de las pocas áreas dentro de las ciencias climáticas que se percibe en crecimiento. Ciertas personas están ingresando a ella como estudiantes de postgrado, pensando en una carrera" me dijo. "Para mi esto es un poco peligroso, si ellos trabajan en diversas cosas y sólo ocupan un 10 o 20 por ciento de su tiempo en la geoingeniería, no tendrán una participación real en los resultados finales. Pero en cuanto haya gente cuyo trabajo principal sea la geoingeniería tendrán un mayor incentivo para mantener proyectos en práctica… Tan pronto como se comiencen a crear instituciones para investigar cosas ¿Cuál es el principal hallazgo? Necesitamos más estudios, dennos más dinero".

Caldeira parece verdadera y profundamente en conflicto con la posibilidad cercana que los seres humanos puedan jugar con el sistema climático del planeta. Cuando sube al escenario para dar su charla parece ansioso, un poco abrumado. Oscila entre pensamientos, saltando desde lo que parecen declaraciones preparadas a nociones que se le ocurren aquí y allá, sobre la marcha. Dice que es necesario pensar la geoingeniería como la construcción de un dique; hay pros y contras, riesgos ambientales y beneficios. Pero, en última instancia, le da tiempo a los habitantes de terrenos vulnerables para poner sus cosas en orden.

Más tarde, conversando largo y tendido, le pregunto qué tan probable es que la humanidad pueda llevar a cabo esta climática opción nuclear.

"Se que mucha gente piensa que es inevitable y que la sociedad eventualmente implementará uno de estos esquemas sólo porque puede solucionar muchos impactos del cambio climático a bajo precio. Si el mundo es golpeado por olas de calor sucesivas y hay sequías y malas cosechas, la gente comenzará a pensar: 'Los modelos climáticos nos dicen que este enfoque nos ayudará a aliviar el problema y será barato'. La presión hará que se implemente. Creo que hay, al menos, posibilidades entre el 10, 20, 30 por ciento de hacerlo".

Sacude la cabeza y muestra una melancólica sonrisa.

"Mi opinión cambia. Muchos días creo que nunca vamos a hacerlo. Muchos días creo que sólo vamos a salir del paso y no vamos a reducir las emisiones y no vamos a desarrollar la geoingeniería y la Tierra solo se calentará y las capas de hielo se derretirán y solo vamos a salir del paso. Esa es mi visión la mayor parte del tiempo".