Por qué la DEA ha prohibido una pequeña planta medicinal llamada kratom

El gobierno de Estados Unidos ha resuelto prohibir la mitragyna speciosa también llamada kratom, una planta medicinal perteneciente a la familia de las rubiáceas, por mucho que los investigadores ya han advertido que es posible que la planta no sea peligrosa.

El kratom es originario del sudeste asiático y ha sido tradicionalmente incorporado a infusiones como el té o se ha comercializado en cápsulas en polvo. Se trata de una sustancia usada históricamente por los trabajadores tailandeses para combatir el dolor de las largas jornadas laborales, gracias a sus poderes analgésicos. Sin embargo, ahora parece que ha pasado de ser una raíz sutil a ser contemplada como una droga de clase A por las autoridades estadounidenses. No en vano la DEA la ha equiparado a la heroína. La prohibición promulgada por la agencia entrará en vigor el próximo viernes 30 de septiembre.

El kratom se había usado tradicionalmente para tratar casos de dolor crónico. Los componentes químicos de la planta inciden en los receptores opiáceos del cerebro, lo que la ha convertido en el fármaco habitual de los enfermos de fibromialgia o de varios tipos de esclerosis. También ha sido empleada como tratamiento para los adictos a opiáceos, especialmente durante su periodo de abstinencia. La revista académica de medicina Addiction informó de la existencia de un heroinómano en fase de abstinencia que tenía fuertes dolores y que habría cambiado los fármacos opiáceos por el té de kratom.

Cuando se consume en pequeñas dosis el kratom es un sutil estimulante y cuando la dosis es elevada es un sedante. Tal es el motivo que explicaría que haya sido señalado como un fármaco ansiolítico. Sin embargo, en los últimos meses, tal y como ya había informado Motherboard, las pastillas de kratom se han comercializado online como una suerte de híbrido natural entre el Adderall (una droga psicoactiva de la familia de las fenetilaminas) y el oxycontin, un analgésico opiáceo.

Como fármaco, el kratom es relativamente desconocido, aunque a lo largo de los últimos años ha empezado a despertar el interés mediático. Eso es lo que explica que entrara a formar parte de las sustancias sobre las que la Agencia Estadounidense Antidroga (DEA) ha activado su protocolo de prevención. Durante el pasado mes de agosto, la agencia antidroga estadounidense decidió incorporar al kratom al listado de sustancias de clase A, una categoría que cifra que la sustancia "no tiene un uso médico aceptado". Se entendió que la decisión es comparable al que desembocó en la regulación de la marihuana.

Dado que el kratom no tiene antecedentes que delaten que haya sido una sustancia particularmente popular o problemática, la decisión ha sorprendido a sus vendedores, que se han precipitado a vaciarlo de sus estantes antes de que la DEA promulgue su prohibición permanente. Claro que no están contentos en absoluto con la medida.

"Si el kratom se convierte en una droga de clase A, Estados Unidos podrá observar cómo funciona y cómo se desata una auténtica epidemia, al mismo tiempo que servirá para negar a la población el acceso a la única sustancia natural que rebaja el dolor, la depresión, la ansiedad y hasta los trastornos de estrés postraumático" comentó Robert McMahan a través de un email, responsable de la venta y distribución online de kratom a través de su página Blue River Wellness. Según él, el kratom ha revelado ser una alternativa mucho más segura que otros fármacos opiáceos y es mucho más recomendable frente a drogas como la metanfetamina o la heroína.

Actualmente el kratom es legal en todos los estados de Estados Unidos excepto seis estados. Entre los estados que lo tienen registrado como droga de clase A están Indiana y Alabama, los que penalizan la venta y posesión de la sustancia.

La decisión de la DEA de prohibir el kratom se explica por razones políticas antes que científicas, comentó Jag Davies, director de estrategia y comunicación de la Alianza sobre Políticas Farmacológicas, una organización que aboga por una reforma legal y política de las sustancias en EE.UU. "Cualquier sustancia puede ser peligrosa, la pregunta es: ¿Puede regularse la sustancia legalmente de una manera que produzca más beneficios que daños y que contribuya a proteger la seguridad pública?" dijo.

El kratom no es completamente seguro. El Centro para el Control y la Prevención de enfermedades de EE.UU. habría hecho un llamado a los centros de salud del país sobre el incremento de la intoxicación por consumo de kratom, que habría pasado de registrar 26 casos en 2010 a 263 en 2015. La DEA, por su parte, denunció la presencia de kratom en la sangre de 15 fallecidos por sobredosis entre 2014 y 2016, por mucho que se haya tratado de muertes provocadas por el consumo de otras sustancias.

Claro que comparado con otras drogas duras como la heroína y otros analgésicos, el kratom puede resultar ciertamente inocuo. No existe ningún caso conocido de sobredosis por consumo exclusivo de kratom y Davies señaló que los síntomas de abstinencia entre aquellos que han sido adictos son débiles y sin consecuencias, especialmente si se los compara con los de la metanfetamina o los opiáceos. La prohibición de la DEA no afecta a esta investigación, comentó.

"Estamos ante una buena oportunidad para pensar de nuevo en el sistema de clasificación de narcóticos y para reexaminar el papel de la DEA a la hora de decidir esa clasificación" dijo, "La responsabilidad para decidir las clasificaciones de los narcóticos no debería competer a la DEA, sino a alguna agencia científica o de salud".

La DEA contaba con que la prohibición del kratom pusiera en pie de guerra a toda la comunidad que consume y distribuye la planta medicinal. "A mí me ha abierto los ojos" aseguró el portavoz de la DEA Melvin Patterson. "Quiero que la comunidad del kratom sepa que la DEA ha escuchado sus quejas". Dado la escasa investigación disponible, la DEA aseguró que todo lo que ha hecho ha sido tomar una medida preventiva y cautelosa para "evitar comprometer fortuita e inminentemente a la seguridad pública".

Sin embargo, etiquetar al kratom como droga de clase A, defienden sus partidarios, sólo conseguirá que la investigación sobre la planta medicinal sea mucho más complicada de llevar a cabo, tal y como sucedió con la marihuana. Se estima que entre tres y cinco millones de estadounidenses han probado el kratom. Una vez que la prohibición entre en vigor, lo más probable es que sean arrestados y encarcelados si son descubiertos, mucho antes que alguien se preocupe por desentrañar su valor terapéutico.