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Fidel Castro: tirano, revolucionario y defensor del medioambiente

El fallecido ex presidente de Cuba, Fidel Castro, ha sido llamado de muchas maneras y "medioambientalista" puede ser perfectamente una más.
Fidel Castro, 1959. Imagen: Library of Congress

En 1992, Fidel Castro habló sobre una nueva idea muy radical. Durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, el presidente de Cuba lamentó la destrucción de la naturaleza por parte de la humanidad. Poco menos de una década después de esto, los científicos llegaron a un consenso respecto al cambio climático, pero Castro ya le había pedido al mundo que era hora de comenzar una revolución medioambiental.

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"Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen", dijo.

"La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto".

Desde su muerte, la semana pasada a la edad de 90, el patriarca de Cuba ha sido llamado de muchas maneras: revolucionario, dictador, salvador y tirano. Y existe evidencia para cada uno de estos epítetos. Pero hay algo que parece ser menos conocido y es su legado como medioambientalista.

Fidel Castro dando un discurso en la Cumbre de la Tierra en Rio de Janeiro, organizado por las Naciones Unidas. Pantallazo: YouTub/Educational Video Group

Debido a su gran biodiversidad, Cuba se ganó el nombre de "la joya del caribe" y por una buena razón. El país posee una de las más grandes regiones de bosques virgenes y sus océanos están entre los más prístinos de la Tierra. Se crearon seis reservas de biosfera de la UNESCO, incluidas las 1.5 millones de acres de la Ciénaga de Zapata, con el fin de proteger la flora y fauna de la isla.

Y si bien el estado de la isla puede atribuirse a su aislamiento económico, la influencia de Castro en las políticas de medioambiente han ayudado a mantener su esplendor.

En los ojos de Castro, la destrucción medioambiental era uno de los demonios del capitalismo. Él culpaba a las sociedad consumista por la profanación de la naturaleza y el daño que esto causa en los pobres y los privados de derechos. Durante un discurso sobre cambio climático del año 2002, Castro dijo que Cuba era un ejemplo sobre cómo se pueden alcanzar las necesidades de la humanidad, "sin destruir la naturaleza y los valores humanos más básicos". (Es necesario señalar que muchos cubanos no están de acuerdo con que sus necesidades están cubiertas, dada la inseguridad alimenticia de la isla y otros recursos limitados).

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Luego del discurso en Río de Janeiro, el gobierno de Cuba mejoró su constitución e incluyó amplias disposiciones medioambientales que protegían los recursos de tierra, aire y agua. En 1994 se estableció el Ministerio de ciencia, tecnología y medioambiente, la primera institución gubernamental con jurisdicción sobre problemas medioambientales. Tres años después se decretó la ley 81, la que proporciona un marco jurídico para el desarrollo socioeconómico y sostenible de la isla.

Desde entonces, cerca de un 22 por ciento de la isla está bajo protección legal (mientras un 13 por ciento de las tierras estadounidenses están bajo cierto nivel de protección). La explotación forestal ha disminuido mientras las tierras forestales han aumentado. De acuerdo con reportes del gobierno, existen 104 áreas marinas que están protegidas o que lo estarán muy pronto. Recientemente la isla prohibió la explotación del 25 por ciento de sus hábitats marinos, una gran y ambiciosa meta comparado con el 3 a 5 por ciento protegido en Estados Unidos.

Playa Ancón, Cuba. Imagen: Flickr/lezumbalaberenjena

Para quienes pueden visitar la isla, Cuba es un tentador lugar para la investigación biológica. "Ha sido llamado un 'edén accidental', y esto tiene algo de cierto. La isla no se desarrolló de la misma manera que sus vecinos en el caribe, en parte debido al embargo, pero en gran parte esto también se debe a las decisiones afirmativas del gobierno", me dijo Dan Whittle, director del fondo de defensa del medioambiente en Cuba.

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"La diplomacia científica [en Cuba] ha sido efectiva en varias administraciones", dijo Whittle, "el gobierno de Cuba gasta dinero en las ciencias; Ciencias naturales de alto calibre, incluso pese a la fuga de cerebros. Los científicos cubanos están extremadamente ansiosos de colaborar con grupos de investigadores norteamericanos".

Pero al igual como sucede en muchos aspectos del gobierno de Castro, la verdad en esta materia es complicada. Por ejemplo, algunos investigadores cubanos, o "científicos de guerrilla", ven que el embargo al comercio sólo ha sofocado las oportunidades científicas. Cuentan con pocos fondos e incluso poca esperanza de colaborar con científicos estadounidenses y muchos de estos investigadores han continuado sus investigaciones sin recursos y con cualquier material que puedan encontrar.

También existe el argumento que los logros medioambientales de Cuba han sido más accidentales que intencionales. Desde la caída de la Unión Soviética, Cuba ha sido testigo de una gran hibernación industrial. En vez de tener una agricultura a larga escala, la mayoría de la agricultura en Cuba se practica de manera sustentable, lo que ha disminuido la huella de carbono del país. Y gracias al embargo de viajes desde Estados Unidos, la isla se ha mantenido relativamente inmune al desarrollo comercial y a los cruceros.

Sin embargo, si la salud ecológica de Cuba fue accidental, "entonces se podría esperar que Haití fuera un paraíso ecológico, en vez de ser el país más devastado ecológicamente de la región, ya que sólo una pequeña fracción de sus bosques está intacta", le dijo Jim Barborak, ex líder del programa de Conservación internacional, a National Geographic.

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Vista de Cuba desde la Estación espacial internacional. Imagen: Flickr/NASA Johnson

Pese a esto, la fuerza de las legislación medioambiental de Castro estará a prueba en los años venidero y a medida que evoluciona la diplomacia con Estados Unidos. ¿La economía de Cuba revivirá a costa de su capital medioambiental? ¿O quizás se permitirá que florezca el ecoturismo?

Luego que se normalizaron las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, los países firmaron acuerdos para cooperar en la protección de los hábitats marinos y de las costas.

"Cuba ahora dice que el desarrollo económico es bueno para el país y el plan es encontrar una manera sostenible de llevarlo a cabo", agregó Whittle.

"Pero se llevará a cabo con la venia del gobierno cubano. 'Le damos la bienvenida a los turistas estadounidense, pero vamos a hacer turismo a nuestra manera'".