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Tecnología

Lo más importante del CES Asia fue un maletín rodante autónomo

Cowa Robot se robó el show en Shanghai ante los drones araña e imitaciones baratas de twerkbots.
El Cowa Robot. Foto cortesía de Brian Merchant

En Shanghai el futuro no es la realidad virtual, la realidad aumentada, los drones o los wearables. El futuro son las maletas robotizadas. Maletines robots autónomos que te siguen por todo el lugar como pequeños cachorros androides.

Cowa Robot, una startup con origen en Shanghai y que surgió a partir de otra compañía local de robóticos, fue claramente la "ganadora" del CES Asia. Fue de ellos la única exhibición que estuvo rutinariamente abarrotada de espectadores ruidosos y con cámara lista. También fue la única exhibición que rutinariamente incluyó modelos recorriendo la pasarela con maletines inteligentes al ritmo de vibrante música techno.

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La táctica funcionó. Si parecía que no había un solo "producto innovador" en el CES Asia, la Cowa resultó serlo. Repito: la cosa más grande del CES Asia fue un maletín robótico.

Si crees que eso suena despectivo, no lo es. CES Asia es un evento un tanto más holgado y extraño que el famoso Consumer Electronics Show (esa comunidad llena de luces neón con más de 150 mil personas que se reúne en Las Vegas cada año), y se lleva a cabo solamente cuatro meses después del evento principal en Estados Unidos. Ahora en su segundo año, el CESA está diseñado para mostrar la tecnología de consumo en proceso de maduración en lo que supone ser el mercado más importante para la industria en la actualidad.

Con 30,000 asistentes registrados, ya resultó ser un evento el doble de grande que la edición anterior, según palabras de los organizadores, y fue de hecho un tanto abrumador. Simplemente llegar ahí es una locura. Después de estar sentado por casi 45 minutos en tráfico literalmente muerto bajo un señalamiento en mayúsculas de "Expo Center", abandoné mi taxi, junto a otra docena de personas, para trotar por la carretera de Shanghai y unirme a la creciente multitud de peatones.

Tienes que caminar despacio y sostener cuidadosamente el sensor, y algunas veces se irá en una dirección extraña, pero es seguro, te sigue.

Me balanceaba junto a la multitud emocionada, inmerso en el embotellamiento (un choque de motocicleta) y recolectando volantes escritos en Mandarín mientras pasaba junto a sonrientes vendedores de comida y pulía mi artículo a medio cocinar ("El CES se compara con un carnaval, pero el CES Asia realmente se siente como uno"), hasta que al fin llegamos a la entrada del Shanghai New International Exposition Center, marcada por un anuncio de aspecto ligeramente distópico. "Bienvenido al Futuro", decía.

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Sin embargo, una vez que estaba dentro el futuro lucía mucho como la cocina de un Olive Garden. Los stands mostraban productos para fabricar pasta, dispensadores de condimentos, accesorios de cocina, hornos industriales. Entonces llegaron unos momentos de pánico y después de eso pude convencerme que no había volado a China, reservado un hotel y logrado librar su infame tráfico en el peor día de la semana. No, estaba en Bakery China 2016.

Resulta que CES Asia se estaba llevando a cabo el mismo fin de semana que Bakery China 2016, este evento estaba compartiendo el centro de exposiciones y era mucho, mucho más grande. Dos tercios del centro de exposiciones estaban repletos de herramientas de cocina, alimentos y especias, el otro tercio estaba dedicado a CES Asia.

Para ser justos el SNIEC es enorme. Realmente gigantesco. Es el centro de convenciones más grande que haya visto, incluso más grande que el Centro de Convenciones de Las Vegas, que ha sido llamadoel más grande de todos. El centro de convenciones en Shanghai registra 200,000 m2 de espacio en interiores y 130,000 m2 de exteriores, mientras que el de Las Vegas tiene 180,000 m2, todo en interiores.

A través de aquellos inmensos salones hay un poco de caos controlado. Los asistentes se reúnen alrededor de extrañas imitaciones de Hoverboards y pasan junto a robots parlantes que bailan "Gangnam Style". Un stand mostraba una funda a prueba de agua para el iPhone, con todo y sus iPhones flotando entre pececillos a manera de demostración, al mismo tiempo que el anfitrión de ese producto me pedía lanzar su iPhone al piso lo más fuerte que pudiera. Seguía funcionando. Otro tenía un tosco dispositivo de realidad aumentada, encantadoramente llamado EyePhone.

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También había un gadget que podía ser mejor descrito como un dron tarántula; un espeluznante robot de seis patas que podía ser manipulado a través de un app de iPhone. Era convincentemente biomimético, incluso un poco demasiado realista. ¿Y quién podría olvidar el 60SixtyNine? Una copia barata del twerkbot vaginal de Realidad Virtual, mostrado en medio del piso de exposiciones con anatomía femenina realista. Una descarada copia de la estrategia de PR de Pornhub que atraía a un montón de curiosos risueños.

Había un montón de imitaciones de lentes de Realidad Virtual y compañías de drones así como relojes inteligentes, cosas de las que los más experimentados reporteros de tecnología se quejaron de ver productos derivados e incluso algunas veces baratos, que para ser justos, no es que el CES tradicional esté repleto de invenciones únicas en su tipo, eh.

Al final del día fue Cowa y su adorable maleta-androide que encarnaron mejor el espíritu de este evento: un poco loco, un poco defectuoso, pero lleno de júbilo y sin limitaciones.

Los tipos de Cowa me dejaron tomar el robot para dar una vuelta y funcionó en su mayoría. Tienes que caminar lento, y sostener el sensor cuidadosamente, y algunas veces se desvió en una dirección extraña, pero definitivamente te sigue, incluso cuando haces vueltas repentinas o zigzagueas. Los voceros de Cowa me dijeron que la versión autónoma se lanzará en septiembre.

El futuro no tiene que ser pulcro y listo para comercializarse. En primera instancia el futuro debería ser divertido.