Ella lo vio e instantáneamente lo supo.Mientras estaba en la morgue, la tía de Jocelyn recibió una llamada de un miembro de la familia. "Estamos en el cuartel de la policía. Sólo dos de tus hermanos están aquí", le dijeron. "Joseph está desaparecido".La tía de Jocelyn no les dijo que lo había encontrado.Cuando el servicio fúnebre llegó a su casa ese mismo día, había dos vehículos. La familia esperaba el cadáver de Marcelo. El equipo llevó el cuerpo hasta los familiares que se encontraban llorando. Después les entregaron un segundo cadáver y todo quedó en silencio. Solo entonces la familia se dio cuenta de que también había perdido a Joseph, el padre de Jocelyn.El cuerpo estaba cubierto por una sábana blanca, los pies sobresalían por debajo. Estaban envueltos en cinta adhesiva. Ella pidió ver el cuerpo y el equipo retiró la tela. El cadáver estaba mojado. Los ojos de la víctima habían sido arrancados. Le habían quitado algunos dientes. Su pene estaba expuesto porque sus pantalones estaban desabrochados. Sus uñas estaban oscuras.
LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS DE DUTERTE
"La era de Marcos nos dejó con profundas heridas y cicatrices, pero esto es mucho peor en comparación", dijo, refiriéndose a la dictadura del expresidente Ferdinand Marcos. "Es una guerra jurídica sistemática y legítima que se lleva a cabo frente a nuestros ojos, 24/7".El padre Villanueva dijo que su programa de intervención psicoespiritual Paghilom ha ayudado a cerca de 150 mujeres y a unos 60 niños y adolescentes huérfanos por la guerra contra las drogas, pero ese número "ni siquiera ha arañado la superficie"."Una buena parte de las personas pasará a la próxima generación con estas cicatrices", dijo. "El 99 por ciento de los hombres asesinados son el sostén de sus familias. Multiplica cada muerte por cinco, porque cada familia tiene al menos tres o cinco hijos, hermanos o sobrinos más pequeños que están bajo su cuidado".VICE News habló con algunas mujeres sobre la guerra contra las drogas, desde su propia perspectiva. En sus testimonios, describen el momento en que se enteraron de la muerte de sus seres queridos y cómo sus respectivas tragedias han cambiado sus vidas. Sus relatos muestran una imagen inquietante del trauma colectivo y el impacto a largo plazo de las ejecuciones extrajudiciales en el gobierno de Duterte."Cuando escucho sus historias, me doy cuenta: es el infierno en la tierra", dijo a VICE News el padre Flavie Villanueva, quien comenzó un programa de la Iglesia para ayudar a mujeres viudas y niños huérfanos a causa de la guerra contra las drogas.
ASESINATO EN PLENA LUZ DEL DÍA
El domingo que murió, Jessie había planeado comprar una bolsa de arroz para compartir con Marilyn. Tenía tiempo de sobra hasta que ella regresara a su hogar, así que visitó la casa de un amigo alrededor de las 2 PM para jugar al billar con otros cuatro conocidos. La cabaña estaba al pie de una colina, junto a un barranco. Estaba hecha de un mosaico de madera contrachapada, plástico y otros materiales ligeros.Eran las 3 PM cuando llegaron: cinco hombres armados vestidos de civiles. Uno de ellos llevaba una canasta de mimbre con un gallo adentro y otros llevaban armas. Irrumpieron y les apuntaron. "¡No se muevan!", les gritaron. Jessie y sus amigos quedaron congelados y levantaron las manos en señal de rendición.Unos meses antes de morir, Jessie se acercó a Marilyn y le mostró en su teléfono un reportaje en video de las noticias, sobre la más reciente víctima de la guerra contra las drogas. "Bebé, mira esto. Estaba durmiendo cuando le dispararon", le dijo. Pronto, los reportes de que incluso los exconsumidores estaban siendo asesinados llenaron los titulares. Jessie le preguntó a Marilyn si podían dejar Payatas. Acordaron que Jessie regresaría a su ciudad natal en diciembre, donde vivía su familia, y que Marilyn lo seguiría. Pero Jessie nunca llegó a casa. Fue asesinado en agosto.
Más escalofriantes son las heridas particulares sufridas por… Jessie Cule; no solo demuestran que se cometió un asesinato, sino también que las víctimas fueron ejecutadas.
Mientras Jessie estaba arrodillado sin vida, con el pecho contra el suelo, Marilyn recibió una llamada a su teléfono celular en su trabajo. Era su casero. "Ha habido una emergencia", le dijo. "Tienes que volver a casa".Cuando Marilyn llegó a la escena del crimen alrededor de las 4 PM se había congregado una multitud y la policía había acordonado el área. No la dejaban identificar el cuerpo. Cuando llegaron los SOCO, recuperaron los cadáveres uno por uno. Había cinco víctimas, pero solo cuatro cuerpos.Le dispararon en el deltoides derecho en dirección descendente, provocando una herida de salida en su área espinal inferior. Nuevamente, esto demuestra que recibió un disparo a quemarropa en el hombro derecho mientras estaba arrodillado.
Afuera, escuché muchos disparos. Escuché muchas voces, algunas furiosas, otras llorando lastimosamente. Escuché a alguien decir: "Encárgate de ellos y solo di que se defendieron. Siembra la evidencia".
Mientras los hombres armados estaban afuera, reuní el valor para moverme. Me arrastré fuera de la habitación hacia un barranco que estaba a solo tres metros de distancia. Presioné mi mano sobre mi pecho herido y rodé por el barranco. Aterricé junto a un arroyo en el fondo.
El documento también dice que no fue hasta alrededor de la medianoche cuando finalmente recibió el tratamiento médico adecuado, aproximadamente nueve horas después de recibir el disparo. Estuvo en el hospital durante 10 días, donde la policía lo rastreó y presentó un caso en su contra.Recé por mi vida para ver crecer a mis hijos pequeños y buscar justicia para mis compañeros asesinados.
Efrén presentó cargos penales ante la Oficina del Ombudsman contra cuatro policías y sus cómplices por su intento de asesinato y el de sus compañeros, así como por robo y la falsa acusación de posesión de drogas y armas de fuego. Cuando Marilyn escuchó el relato de lo que había ocurrido con Jessie, se unió a él en su demanda.El asesinato de Jessie y sus compañeros se convirtió en el primer desafío legal a la guerra contra las drogas de Duterte. En una petición separada, Efren, Marilyn y las familias de las otras víctimas solicitaron a la Suprema Corte el 26 de enero de 2017 que suspendiera los controvertidos operativos antinarcóticos del gobierno. El 30 de enero, Duterte anunció la suspensión y ordenó que todas las operaciones se transfirieran de la policía a la Agencia de Control de Drogas de Filipinas (PDEA, por sus siglas en inglés), lo que resultó en una disminución de las muertes. Pero para el 28 de febrero, solo cuatro semanas después, Duterte volvió a permitir la participación de los cuerpos policíacos.Los hallazgos forenses y los reportes de autopsias realizados por examinadores independientes respaldan la declaración jurada de Efren. Este hecho le ha dado a Marilyn la resolución de seguir luchando por Jessie. "Si Jessie se hubiera defendido, yo no habría presentado un caso. Pero no lo hizo", cuenta. "Es por eso que estoy luchando por él, incluso si toma mucho tiempo. Porque lo que dicen sobre él es falso".Según los policías, presuntamente me resistí al arresto y me defendí durante una operación [antinarcóticos]. También alegan que fui el único que sobrevivió al tiroteo entre mis compañeros y los policías. Los oficiales incluso dieron entrevistas donde dijeron que nos habían sorprendido en el acto de consumir drogas, y que éramos notorios sospechosos e incluso ladrones.
"He visto una foto que tomaron los SOCO donde se ve su cuerpo boca arriba. Es lo que me dio fuerza", cuenta. "Cuando vi la foto por primera vez, me puse a llorar. Pero me obligué a seguir viéndola para poder seguir luchando"."Sus ojos seguían abiertos", revela. Pero hay otro detalle que la atormenta: "había lágrimas en su rostro".Es la manera en que lo ejecutaron lo que más le duele a Marilyn. La imagen de Jessie arrodillado, en camiseta y shorts negros, aterrorizado y llorando, está grabada en su mente. Si iban a matarlo de todos modos, desearía que le hubieran disparado al instante, en lugar de dejarlo suplicar por su vida.
MILES DE MUERTES, UNA SOLA CONDENA
El personal de la Unidad de Control de Drogas PCP-7, dirigido por el agente PO3 Arnel Oares, así como otros 10 elementos, estaban llevando a cabo la Operación One Time Big Time, cuando el sospechoso mencionado anteriormente notó la presencia de los agentes que se acercaban…
El informe también indicó que los policías habían recuperado cuatro cajas de cartuchos, un arma calibre .45 y dos bolsitas de metanfetamina en su poder.Pero los testigos oculares y las imágenes de circuito cerrado contaron una historia radicalmente distinta.Según las imágenes, antes de irse a dormir, alrededor de las 8:45 PM, Kian había estado pasando el rato en las calles cerca de su casa la noche del 16 de agosto de 2017, cuando dos hombres vestidos de civil lo detuvieron. Lo arrastraron a través de una cancha de baloncesto a plena vista, a través de callejones oscuros y calles sinuosas, hasta que llegaron a un callejón sin salida. Kian trató de defenderse, pero le vendaron los ojos. Lloró y rogó por su vida.El sospechoso desenfundó su arma de fuego y disparó directamente hacia los policías, pero falló, lo que hizo que el agente PO3 Oares regresara los disparos para poder repeler la agresión ilegal del sospechoso, ya que sus vidas estaban en peligro inminente y por lo tanto disparó al sospechoso en el cuerpo, lo que resultó en su muerte instantánea.
Su cadáver fue hallado en posición fetal, en pijama: una camiseta azul y boxers estampados. Murió de tres disparos: uno en la espalda, dos en la cabeza. La autopsia reveló que estaba boca abajo en el suelo cuando le dispararon las dos primeras veces. Luego le dispararon por tercera vez: la bala entró en su oído izquierdo y salió del lado derecho de su cabeza.
MÁS ALLÁ DE LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS
Pero las repercusiones de la guerra contra las drogas se extenderán mucho después de que Duterte deje el cargo y llegue un nuevo presidente.
Marilyn dice que abandonaría el caso si los policías admitieran que mintieron sobre lo sucedido. Solo quiere que dejen de alegar que sus víctimas se defendieron y que dejen de asesinar personas. "Me conmueven las personas que han quedado desamparadas", aclara. "En particular los niños".Niños como Jocelyn.Jocelyn tiene ahora 11 años y está en quinto grado. Antes de morir, su abuelo la acompañaba a la escuela a diario. Su tía cuida de ella ahora; otra boca que alimentar, encima de otros tres hijos."Esperaré tanto como pueda", cuenta, decidida a limpiar el nombre de su pareja. "Jessie era una buena persona".